Actividad Metrolínea



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Las estudiantes JESSICA JOHANNA ARCHILA JULIO, TANIA VANESSA ESLAVA SUÁREZ y NEGGIE DANIELA MARTINEZ nos  presentamos en la Universidad Santo Tomás de Aquino de Bucaramanga, sede Floridablanca, para unirnos a la actividad que realizaba la facultad de Arquitectura de esta universidad, consistente en recorrer diferentes espacios públicos de Bucaramanga, y utilizar el servicio de transporte masivo METROLÍNEA para analizar la accesibilidad para personas con discapacidad de la que se dispone en la ciudad. Los estudiantes de arquitectura llevaban sillas de ruedas, muletas, ojos vendados y bastones para vivir en carne propia la dificultad que acarrea la movilización en esta ciudad par apersonas con discapacidad física y visual.

Iniciamos el recorrido en la Universidad Santo Tomás, tomando un vehículo de Metrolínea. Desde este momento encontramos problemas, pues a pesar de esperar a cuatro vehículos diferentes, en ninguno fue posible el acceso para las sillas de ruedas. Los estudiantes que llevaban estas herramientas tuvieron que pararse y cargar sus sillas, siendo esta la única manera de continuar con la actividad. Al bajarnos encontramos caminos táctiles para las personas con discapacidad visual invadidos por vendedores ambulantes.

Llegamos a la parte exterior de la estación de Lagos. Unos policías que se encontraban en el lugar se ofrecieron a llevar a los estudiantes en las sillas de ruedas, pensando que se trataba realmente de personas en condición de discapacidad.  Al intentar entrar a la estación de Lagos nos encontramos otro problema: para poder acceder por las entradas especiales para personas en condición de discapacidad es necesario tener una tarjeta especial que abre esta puerta. Esa tarjeta solamente se vende en la estación de Cañaveral.
Tuvimos que esperar aproximadamente 40 minutos para que un empleado de Metrolinea trajera la tarjeta especial, solo para descubrir que la entrada especial no estaba funcionando. Nuevamente los estudiantes tuvieron que pararse y cargar las sillas de ruedas.

Inmediatamente nos dirigimos a la estación de Provenza. Durante este trayecto evidenciamos el poco espacio que hay para las sillas de ruedas (en un bus caben máximo dos) y la poca cultura de la mayoría de las personas, que no dudaban en empujar e impedir la movilidad de quienes llevaban las sillas de ruedas.




En la estación de Provenza abordamos un petroncal P10. Nuevamente los de las sillas de ruedas tuvieron que cargarla pues era imposible subir a estos vehículos de otra manera. Los empleados del Metrolínea nos informaron que de los diez vehículos P10 que funcionaban en ese momento, solamente uno tenía acceso para personas discapacitadas.
Nuestra última parada fue el Centro Comercial Acrópolis. Allá procedimos a entrevistar a las dos profesoras que dirigían la actividad, una de ellas era la psicóloga Maria del Pilar Pinzón que se había entrevistado con SALOMÓN SAAD CORREDOR anteriormente. La otra era una arquitecta versada en el tema de la accesibilidad incluyente.


Toda la actividad quedó registrada en video.


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